En la historia de la devoción al Auxilio de María son de destacar dos momentos. En la batalla naval de Lepanto, el 7 de octubre de 1572, los príncipes católicos vencieron a los mahometanos que estaban invadiendo Europa. En agradecimiento a la Virgen María por la victoria cristiana, a la que se habían encomendado, el Papa Pío V mandó que ese mismo día se celebrara la fiesta del Santo Rosario y en las letanías se rezara esta oración: María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.
El otro momento a destacar es cuando el emperador Napoleón se atrevió a poner prisionero al Papa Pío VII. Tras la derrota de Napoleón el Papa pudo volver a su sede pontificia el 24 de mayo de 1814. En memoria de este favor de la Santísima Virgen, Pío VII decretó que cada 24 de mayo se celebrara la fiesta de María Auxiliadora.
Pero el gran impulso y propagación de la devoción de María Auxiliadora viene de la mano de San Juan Bosco. Juan Bosco nace en 1815 en I Becchi, al norte de Italia. Un misterioso sueño marca su vida a los 9 años: la Santísima Virgen le había mandado que adquiriera "ciencia y paciencia" porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres.
Don Bosco se ordena sacerdote y llega a Turín donde se encuentra que los suburbios de la ciudad son hervideros de jóvenes ociosos y aburridos, focos de vicios, robos y peleas. Muchos de aquellos chavales encuentran en Don Bosco a un padre y un maestro. Así nace la Congregación Salesiana. San Juan Bosco, sin medios humanos, hizo maravillas y se daba cuenta de que no era él, sino que lo guiaba una mano invisible pero segura. Don Bosco llevaba a la Virgen en el corazón, afloraba a sus labios y la evidenciaba en su obra: "Ella lo ha hecho todo".
En 1862 dijo: "La Virgen quiere que la honremos con el título de María Auxiliadora: los tiempos que corren son tan tristes que tenemos verdadera necesidad de que la Santísima Virgen nos ayude a conservar y defender la fe cristiana." En 1868 se consagró en Turín la Basílica de María Auxiliadora. Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora.
A la archidiócesis de Sevilla llegan los primeros salesianos enviados por Don Bosco en 1881. Primero abren la casa de Utrera, Sevilla en 1896 la de Carmona, en 1904 la de Morón de la Frontera, luego Écija, Fuentes de Andalucía...
En Osuna no ha habido presencia salesiana pero la devoción a María Auxiliadora se ha implantado aquí seguramente por la presencia de ursaonenses como estudiantes en estas cercanas casas. De ahí que contemos en nuestro pueblo con 3 imágenes de María Auxiliadora, quizá sean fruto de donaciones.
Las tres imágenes están realizadas en escayola y proceden de la fábrica religiosa de Olot. Su antigüedad pueden oscilar entre los 60 y 70 años.
Todas estas imágenes muestran una iconografía fácil de identificar: larga cabellera sin cubrir, capa celeste que cae desde los hombros y se tercia delante de la túnica, ésta de color rosa (son los colores propios de María Auxiliadora). En una mano porta el cetro, alargando el brazo hacia el fiel, y en la otra sostiene al Niño Jesús vestido de blanco y con los brazos abiertos. Los pies se muestran descalzos y se corona con corona ducal y resplandor con estrellas.