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sábado, 6 de octubre de 2007

Nuestra Señora del Rosario de Osuna

A lo largo de su historia Osuna ha visto cómo diferentes órdenes religiosas iban y venían fundando conventos en sus solares. Entre las que se asentaron en sus dos ramas, masculina y femenina, se encuentran los carmelitas en el Carmen y San Pedro, los mercedarios en la Merced y la Encarnación y los dominicos en Santo Domingo y Santa Catalina. En concreto las dominicas de Santa Catalina fueron la última comunidad que tuvo que abandonar nuestro pueblo en 1992 por el estado ruinoso de su convento y el escasísimo número de religiosas que vivían en él.
Precisamente el 7 de octubre es la festividad de Nuestra Señora del Rosario, la patrona de los dominicos.

La huella de esta orden en nuestra localidad queda aún patente en sus dos sobresalientes iglesias. En Santo Domingo la Virgen del Rosario posee capilla propia con un buen retablo barroco, azulejería del siglo XVIII y un amplio camarín decorado con pinturas. Cuenta la Virgen con un interesante ajuar todo antiguo: ráfaga, media luna, original corona con canasto y estrellas pero sin rallos y sus ricos vestidos se guardan en un arcón decorado con unas pequeñas pinturas de San Arcadio y la Virgen de Consolación. Tuvo esta advocación una floreciente hermandad y la de Jesús Caído ha incluido, en alguna ocasión, el nombre de la Virgen del Rosario en su título porque ambas estuvieron fusionadas. Es más, esta imagen ha procesionado en el siglo XX pero el día 2 de febrero en la fiesta de la Candelaria.

Respecto a Santa Catalina, casi una generación de jóvenes no hemos conocido, desgraciadamente, esta iglesia en todo su esplendor que era mucho. Existía en ella una muy buena imagen de talla completa y tamaño académico de la Virgen del Rosario del siglo XVII. Ésta, al igual que todo el rico patrimonio que poseían las dominicas en su convento de la calle Sevilla, fue trasladada a un convento que la orden construyó modernamente en Bormujos.

Actualmente esta devoción se encuentra muy atenuada y su fiesta poca trascendencia tiene entre los ursaonenses, aunque se ha vuelto a recuperar en parte el culto a esta Imagen. Si algo positivo ha provocado el cierre de Santo Domingo es que permite contemplar a esta Virgen muy de cerca, en su ubicación provisional en la iglesia de San Carlos, redescubriendo su belleza, dulzura y serenidad que trasmite.
Sería justo para Nuestra Señora del Rosario que un grupo la cuidara y venerara con la celebración de unos cultos anuales y un rosario vespertino por las calles cercanas a Santo Domingo y Santa Catalina.


Antonio Morón Carmona