En la mañana del domingo 10 de Mayo y a una del mediodía, tuvo lugar el vigésimo segundo pregón rociero “ursaonés”. En esta ocasión estuvo en manos, o mejor dicho, en boca de D. Pedro José Santana Soria, con la presentación de D. José Perona Durán.
El pregón estuvo marcado de emociones variadas, debido al gran número de caminos que lleva nuestro pregonero a las espaldas. El pregón tuvo varias sorpresas nuevas, en comparación a años anteriores, ya que la salida, no fue como otra salida cualquiera, sino que Pedro quiso que se saliese con los dos banderines de la hermandad, el bacalao, el pastorcito divino y con dos tamborileros a la cabeza, que al son de sevillanas acompañaron al pregonero hasta su atril.
Después de una presentación fabulosa y describiendo tal y como es Pedro, llegó el turno del pregonero que con otra sorpresa, y no son pocas y está de gran caché, tenía a su espalda a dos hombres, y no dos hombres cualquiera, nada más y nada menos que, Ecos de las Marismas, y digo dos por la ausencia de enfermedad de uno de ellos. Ellos con su gran voz amenizaron el gran pregón rociero de la misma manera que nuestro magnífico coro “Coro rociero de la Puebla de Cazalla” siendo para nosotros “las niñas de la Puebla”. El pregón como ya dije anteriormente tuvo momentos emotivos, como en el momento de recordar a su gran amigo y ex-hermano mayor Antonio Fernández Arredondo D.E.P., en el momento de contar sus alabanzas a la Reina de las Marismas, como tantos otros. Teniendo también momentos cómicos como la historia de las patatas, contando que un año en el camino los 4 primeros días comieron todo el día papas con chocos, papas al bastón, etc. Encontrándose con un ursaonés al cabo de esos 4 días y regalándole lo más temido, un saco de patatas la cual ya tenían aborrecidas.
Pedro quiso tener un detalle con los jóvenes de su hermandad situándolos en lugar cercano a él, y dedicándole, tanto a ellos como a los demás jóvenes unas palabras de apoyo para el futuro, diciendo que la semilla rociera está sembrada y los jóvenes son el fruto del futuro y los que tenemos que volver a sembrarla.
Ya sólo nos queda, Pedro, darte la enhorabuena y las gracias por deleitarnos con tantas palabras bellas en tu pregón.
El pregón estuvo marcado de emociones variadas, debido al gran número de caminos que lleva nuestro pregonero a las espaldas. El pregón tuvo varias sorpresas nuevas, en comparación a años anteriores, ya que la salida, no fue como otra salida cualquiera, sino que Pedro quiso que se saliese con los dos banderines de la hermandad, el bacalao, el pastorcito divino y con dos tamborileros a la cabeza, que al son de sevillanas acompañaron al pregonero hasta su atril.
Después de una presentación fabulosa y describiendo tal y como es Pedro, llegó el turno del pregonero que con otra sorpresa, y no son pocas y está de gran caché, tenía a su espalda a dos hombres, y no dos hombres cualquiera, nada más y nada menos que, Ecos de las Marismas, y digo dos por la ausencia de enfermedad de uno de ellos. Ellos con su gran voz amenizaron el gran pregón rociero de la misma manera que nuestro magnífico coro “Coro rociero de la Puebla de Cazalla” siendo para nosotros “las niñas de la Puebla”. El pregón como ya dije anteriormente tuvo momentos emotivos, como en el momento de recordar a su gran amigo y ex-hermano mayor Antonio Fernández Arredondo D.E.P., en el momento de contar sus alabanzas a la Reina de las Marismas, como tantos otros. Teniendo también momentos cómicos como la historia de las patatas, contando que un año en el camino los 4 primeros días comieron todo el día papas con chocos, papas al bastón, etc. Encontrándose con un ursaonés al cabo de esos 4 días y regalándole lo más temido, un saco de patatas la cual ya tenían aborrecidas.
Pedro quiso tener un detalle con los jóvenes de su hermandad situándolos en lugar cercano a él, y dedicándole, tanto a ellos como a los demás jóvenes unas palabras de apoyo para el futuro, diciendo que la semilla rociera está sembrada y los jóvenes son el fruto del futuro y los que tenemos que volver a sembrarla.
Ya sólo nos queda, Pedro, darte la enhorabuena y las gracias por deleitarnos con tantas palabras bellas en tu pregón.
Carlos Bellido García
