En la Iglesia del que fuese antiguo convento de San Agustín de Osuna, ha sido celebrada hoy una Misa Pontifical de acción de gracias a Dios, presidida por S. Emª. Rvdma. Cardenal don Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla y por S. Excª. Rvdma. don Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga.En esta Eucaristía se daba gracias a Dios por los cien años de vida de doña María Rangel, Vda. de Joaquín Arregui, por los cincuenta años de consagración religiosa de una de sus hijas, Sor María Josefa del Rosario, Hermanita de los Pobres de Juana Jugan, era la congregación de monjas del antiguo asilo de Osuna, y por los cincuenta años también de ordenación sacerdotal de otro de sus hijos, don Arcadio Arregui.
La ceremonia se ha desarrollado bajo un mar de fieles que se han querido dar cita en este día tan especial. Nada más entrar el Cardenal don Carlos Amigo Vallejo se dirigió hacia la capilla de Santa Rita donde rezó en un reclinatorio preparado para la ocasión, como acostumbra al llegar a una Iglesia ya que allí se encontraba el Sagrario.
En esta Eucaristía ha estado presente toda la comunidad de sacerdotes de Osuna y algunos de la ciudad de Málaga. Destacamos la presencia del Arcipreste honorario de Osuna, don Antonio Acosta que no ha querido perderse tan importante celebración y del actual Arcipreste de Osuna, don Juan Aválos, párroco de La Puebla.
También se quiso sumar a esta celebración el Papa Benedicto XVI con una bendición especial a estos tres ursaonenses por estas efemérides.
No quiso acabar la ceremonia, don Arcadio Arregui Rangel sin dirigirse a todos con unas humildes palabras de perdón, por lo que a su juicio, haya podido dejar de hacer en estos cincuenta años al servicio de Cristo y de la Iglesia. Finalmente la emoción se hizo presente en don Arcadio y los fieles le apoyaron con un espontáneo aplauso.
Un gran homenaje ha sido el que, en resumidas cuentas, se ha podido vivir esta mañana del primer sábado de otoño de familia Arregui que ha estado al permanente cuidado de la Iglesia de San Agustín desde el 18 de abril de 1872, cuando el Arzobispado de Sevilla dio permiso para que la familia Díaz se instalase en lo que fue la antigua capilla del Stmo. Cristo de la Sangre, desaparecida por un incendio, y que hasta ahora sus descendientes han cuidado de esta Iglesia, como lo hiciera Joaquín Arregui Díaz, quien dedicó toda su vida al cuidado y sostenimiento del templo y que su mujer e hijos han mantenido hasta nuestros días.
