Después de un día inestable por la lluvia y sin salir del asombro porque nos recordaba a las nefastas tardes del Viernes Santo de años pasados, el Santísimo Cristo de la Pax pudo realizar un solemne, recogido y austero Vía Crucis.Se trata del primer acto que la Hermandad tiene programado en este año para celebrar el centenario de su reorganización. Para ello el Cristo de la Pax fue trasladado en unas andas, donde se colocaron los cuatro faroles del paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor, y precedido de música de capilla hasta la Plaza del Duque donde se colocaron catorce cruces de nazarenos para rezar las estaciones. El coro de la parroquia de Consolación participó en los cantos. Fue hermoso ver a hermanos de todas las hermandades de penitencia y gloria de nuestro pueblo portar las parihuelas del Cristo ya que habían sido invitadas y así se sumaban a la celebración de esta importante efeméride para la hermandad.
Tras concluir el Vía Crucis, el Santo Cristo de la Pax regresó a su templo y tras él iban alzadas las catorce cruces, una estampa que sobrecogía. Ya en el interior de la iglesia le cantaron tres saetas y la Virgen del Mayor Dolor, bellísima vestida de hebrea, presidía el altar del Quinario.
El domingo, después de la función principal en la parroquia de Consolación, se presentará el cartel que conmemora el centenario de la reorganización de la Hermandad de la Pax.
Por último, durante los días del Quinario, la Virgen de Consolación se encuentra, en la capilla del Mayor Dolor vestida, por primera vez y de manera soberbia, de morado, color que la liturgia usa en la Cuaresma signo de la penitencia.
Fotografías: Miguel Arregui y Beatriz Torrejón
