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domingo, 12 de abril de 2009

Noche de Viernes Santo en Osuna

Tras la lluvia de la mañana, el resto del día del Viernes Santo siguió nublado, con ratos en los que el sol salía y a medida que avanzaba la noche se incrementaba el frío. No volvió a llover y las probabilidades de que eso ocurriera disminuían. Así que a las 20:15 horas el barrio de Consolación de arremolinaba en torno a su parroquia para ver la salida de la Hdad. de la Paz, con sus 100 años cumplidos desde su reorganización.


El paso que se está tallando para su titular en el taller sevillano de los hijos de Guzmán Bejarano va camino de convertirse en uno de los gran calidad de nuestra Semana Santa. Estrenaba el juego de 6 candelabros de guardabrisas, muy airosos que arropaban y daban gran empaque al crucificado de la Paz. La dificultad que tiene es que su gran altura obliga a realizar una dificultosa entrada y salida a rodillas, y a llevar la cruz en varios momentos del recorrido algo bajada para evitar cualquier incidente con los cables que cruzan las calles. El sonido de las cornetas y tambores provenientes de Marchena le imprimen, acertadamente, solemnidad para la tarde de luto del Viernes Santo, ya que en Osuna estamos acostumbrados a oír más el sonido alegre de las agrupaciones musicales. María Santísima del Mayor Dolor, siempre bella, marcaba con el sonido de sus bambalinas la despedida del último palio de la Semana Santa de Osuna. Estrenaba faldones con broches bordados otorgándole más elegancia al conjunto de su paso. Algunos de sus nazarenos repartían estampas de sus titulares donde se podía leer “A favor de la VIDA”.

Un rato más tarde, de nuevo se abrían las puertas de la Parroquia de la Victoria para la salida, con recogimiento y ambiente fúnebre en el tañir de la campana del muñidor, del paso de la Hdad. de la Quinta Angustia. El Señor Yacente salía por primera vez tras su restauración. El paso se exornaba con sus distintivas calas, en gran cantidad. Su andar era rápido y a su discurrir las farolas de las calles se apagaban.

El frío se hacía cada vez más intenso pero se notaba mucha presencia de gente en las calles, con ganas de participar en los desfiles procesionales tras la mañana truncada por la lluvia. Así, se vivieron bellos momentos al paso de la Hdad. de la Paz ante las puertas abiertas de la Iglesia de Santa Clara y las calles Gordillo y Hornillos se convirtieron en protagonistas de la noche: en silencio y oscuridad con La Quinta Angustia, con túnicas de capa y sonidos de bandas al discurrir de la Paz.

Tras pasar por la carrera oficial, la Hdad. de la Quinta Angustia entró en su templo de manera puntual a las doce la noche, estampas bellísimas de su paso en el último tramo de la Carrera con poca gente y el efecto de las luces de sus guardabrisas. Mientras, las estrechas calles de Palomos y Molinos arropaban el regreso de La Paz por su barrio. El palio de María Santísima del Mayor Dolor entraba en su templo al filo de las 2 de la madrugada con los bellos sones de la marcha “Virgen del Valle”. Una vez dentro, y tras una levantá a pulso, un costalero cantó una saeta mientras reviraban el paso para enfilarlo frente al Cristo de la Paz. Igualmente, su capataz, Eduardo Rodríguez también cantó otra saeta y una vez estaban los pasos ya arriados hasta el año que viene el joven hijo de Manuel Cuevas también le dedicó una saeta al Cristo de la Paz.

Tras 8 años y uno fallido por la lluvia, Osuna se reencontró con una tarde de Viernes Santo tradicional, con las hermandades de La Pax y La Quinta Angustia, pero sabiendo que no se termina así la Semana Santa pues aún quedaba por disfrutar de la Hdad. del Santo Entierro procesionando el Sábado Santo.



Fotos: Fátima Bellido Márquez