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martes, 24 de marzo de 2009

La tradición de vestir a las Vírgenes de Hebrea

Durante el tiempo cuaresmal nuestras imágenes dolorosas pueden aparecer vestidas de una forma peculiar que se conoce como “de hebrea”.

El origen de esta manera de ataviar a nuestras vírgenes se encuentra en Sevilla a iniciativa de Juan Manuel Rodríguez Ojeda a principios del siglo XX. Este bordador sevillano revolucionó, en gran parte, el estilo de las cofradías de la capital y su modelo es el que se ha extendido por toda Andalucía y parte de España, por lo tanto, a él se debe la estética de la Semana Santa tal y como la conocemos hoy.

Juan Manuel Rodríguez Ojeda, basándose en experiencias anteriores, configuró un atuendo concreto que se conoce como “de hebrea” y así ha llegado a nuestros días: manto azul en raso con vueltas en blanco, saya de terciopelo rojo, rostrillo de tul ribeteado con una tela combinada con el fajín en rayas de colores; se corona a la Virgen con un sencillo aro de estrellas. Vestidas de hebrea les mostramos las fotografías de Ntra. Sra. y Madre de los Dolores y María Santísima del Mayor Dolor.

De esta manera, en la Cuaresma se recreaba de una manera idealizada el modo de vestir de las mujeres en la época en que murió Jesús. También se visten a las vírgenes de hebrea durante la Navidad, pero en la Cuaresma es más característico.

Contrapuesto al modo sencillo de vestir de hebrea está el vestir a las vírgenes de reinas, es decir, con corona, joyas y suntuosos mantos y sayas bordadas en oro.

En la Cuaresma la liturgia utiliza el color morado que significa penitencia, sacrificio, luto, en las casullas de los sacerdotes o para revestir púlpitos o cruces. Por ello, Ntra. Sra. de Consolación aparece vestida con manto y saya, al igual que el Niño Jesús, de damasco color morado y cíngulo de hebrea de rayas de distintos colores.

Por su parte la Virgen del Rosario, proveniente de la iglesia de Santo Domingo y situada en una hornacina de la iglesia de San Carlos El Real mientras se ejecutan las obras, también utiliza el color morado. Se trata de una antigua capa pluvial de brocado morado y dorado dispuesto en forma de manto terciado por delante de la saya. La belleza de la imagen y la originalidad en la colocación de sus ropajes hacen casi obligada la visita de esta Virgen del Rosario aún algo desconocida



Texto: Antonio Morón Carmona
Fotografías: Aniceto Vadillo - Antonio Flores