A finales de 2005, recibí la visita de un miembro del Consejo Local de HH. y CC. para que colaborase con la Revista de Semana Santa del año 2006. Accedí gustosamente con un poema titulado Virgen de los Dolores, que acompañé con una fotografía de dicha dolorosa (pág. 04).
El texto aparece firmado por mí, no así la fotografía. Nunca he pedido que apareciese mi nombre debajo de cada instantánea que he aportado al Consejo Local, porque yo cedo las fotografías para goce de todos los ursaonenses, puesto que no saco beneficio económico con uno de mis principales hobbys. También quiero añadir que esa misma fotografía aparece ampliada en la página 94 de la misma edición (año 2006).
Cuando uno colabora de manera altruista con una entidad, lo menos que espera es que el nombre sea incluido en los créditos que aparecen al principio de la publicación, ya sea en Colaboradores o en Colaboradores fotográficos, ya que el puesto de fotógrafo lo tiene asignado don Jesús Lino.
Nunca he protestado por nada. Ni por la ausencia de mi nombre, ni por los recortes, ni por las manipulaciones de la imagen, pero lo de este año se pasa de castaño oscuro.
¡Cuál es mi sorpresa cuando acudo a la librería para comprar como cada año la Revista de este año (2008) y compruebo que la portada es una fotografía mía! Sí, de Luis Porcuna, y no de J. Lino como aparece firmada.
No se puede dudar de que esa fotografía es mía. Es más, esa fotografía es la misma de la que hablo al principio de este artículo, solo que aparece recortada.
Lanzo un par de preguntas al aire: Si yo, como aficionado, o cualquier profesional de la fotografía de Osuna, ofreciese esa misma instantánea para portada de la misma, ¿habría sido elegida? Sin embargo, por error, me encuentro con la sorpresa de ver una obra mía en la portada de la Revista.
¿El responsable de la maquetación de la Revista que es, a la vez, el que firma mi obra con su nombre, no distingue sus fotografías de las que aportamos los colaboradores?
Antes de acudir a este medio, acudí directamente a don Pedro Santana, presidente del Consejo, para exponerle el caso y recibí la respuesta de que si yo tenía la completa seguridad de estar en lo cierto, y que él, “por curiosidad”, iba a hacer las gestiones para averiguarlo.
Sólo quiero terminar agradeciendo a El Pespunte la publicación de este desazonado artículo.
El texto aparece firmado por mí, no así la fotografía. Nunca he pedido que apareciese mi nombre debajo de cada instantánea que he aportado al Consejo Local, porque yo cedo las fotografías para goce de todos los ursaonenses, puesto que no saco beneficio económico con uno de mis principales hobbys. También quiero añadir que esa misma fotografía aparece ampliada en la página 94 de la misma edición (año 2006).
Cuando uno colabora de manera altruista con una entidad, lo menos que espera es que el nombre sea incluido en los créditos que aparecen al principio de la publicación, ya sea en Colaboradores o en Colaboradores fotográficos, ya que el puesto de fotógrafo lo tiene asignado don Jesús Lino.
Nunca he protestado por nada. Ni por la ausencia de mi nombre, ni por los recortes, ni por las manipulaciones de la imagen, pero lo de este año se pasa de castaño oscuro.
¡Cuál es mi sorpresa cuando acudo a la librería para comprar como cada año la Revista de este año (2008) y compruebo que la portada es una fotografía mía! Sí, de Luis Porcuna, y no de J. Lino como aparece firmada.
No se puede dudar de que esa fotografía es mía. Es más, esa fotografía es la misma de la que hablo al principio de este artículo, solo que aparece recortada.
Lanzo un par de preguntas al aire: Si yo, como aficionado, o cualquier profesional de la fotografía de Osuna, ofreciese esa misma instantánea para portada de la misma, ¿habría sido elegida? Sin embargo, por error, me encuentro con la sorpresa de ver una obra mía en la portada de la Revista.
¿El responsable de la maquetación de la Revista que es, a la vez, el que firma mi obra con su nombre, no distingue sus fotografías de las que aportamos los colaboradores?
Antes de acudir a este medio, acudí directamente a don Pedro Santana, presidente del Consejo, para exponerle el caso y recibí la respuesta de que si yo tenía la completa seguridad de estar en lo cierto, y que él, “por curiosidad”, iba a hacer las gestiones para averiguarlo.
Sólo quiero terminar agradeciendo a El Pespunte la publicación de este desazonado artículo.
Luis Porcuna
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