En los tiempos actuales, en muchas ocasiones, parece que “no se lleva”, eso de ser Cristiano, como que es algo que “no está de moda” y, por ello, sólo para reconocer en la intimidad. Es por esto, que me gustaría compartir públicamente algunas de mis vivencias cristianas.
Aunque no se puede decir que sea un emigrante del tipo de los años 60 y 70, sí es verdad que hace casi 9 años, por mejoras laborales me marché, no del todo, de Osuna. Como es lógico, en mi marcha me acompañaban mi mujer y mis dos hijos y aunque nos íbamos con una gran ilusión por llegar a una ciudad, en la que hemos encontrado y aprovechado muchas oportunidades, en el corazón teníamos una gran desazón por alejarnos físicamente de la Iglesia de la Victoria y de Jesús, del compañero y amigo que siempre escucha y si bien es verdad que Él está siempre con nosotros y en nuestro corazón, rezar ante la imagen de Jesús nos reconforta mucho más. Por ello, cada jueves, que suelo estar en Osuna, me gusta visitar a Jesús en su capilla encontrando la alegría de estar con Él, pero también siento tristeza al no encontrar a tanta gente como aparece el Viernes Santo, tantos “devotos”, que se multiplican como los panes y peces, pero que hasta el año que viene, aún viviendo a 5 minutos de la Victoria no le vuelven a visitar en muchos casos. Eso sí, ya nos hemos hecho la fotito delante del paso en la calle San Pedro.
Pero este año ha sido para mí un año muy especial, he vuelto en Semana Santa con toda mi familia, como cada año, para acompañar a Jesús en su Estación de Penitencia y especialmente he decidido escribir estas pobres palabras para dar Gracias a Jesús públicamente. Gracias por haberme permitido cumplir 20 años debajo de tus trabajaderas (espero que bastantes más aún), pero especialmente gracias por haberme regalado a Mar, Jesús y Julia.
Gracias a ti Mar, porque desde que conociste a Jesús Nazareno, jamás me has pedido ir a Salamanca con los tuyos o a salir con tu Virgen de la Soledad, supiste renunciar y poner a Jesús el primero en tu corazón. Gracias por saber transmitir esta Fe a nuestros hijos, por entender y asumir tu papel, siempre con tu túnica morada acompañando a Jesús, gracias por entender que a Jesús se viene a dar y a servir y recibir sólo interiormente, espiritualmente en Fe y en nuestro corazón.
Gracias también a mi hijo Jesús, que dignamente llevas su nombre. Tú este año me has recordado que al Señor de Osuna, a Jesús, se le puede servir de 1.000 maneras y que las mejores se hacen con humildad, sin aspavientos, sin aparentar. Gracias por comprender que he hecho cuanto he podido y que existen sinrazones que se anteponen a lo que es justo y a la equidad. Gracias porque a pesar de estar lejos y de salir de Osuna con sólo 3 años, eres Nazareno hasta la médula, probablemente “talibán”, como tu padre cuando se trata de querer a N.P. Jesús.
Gracias por tus pequeñas batallas y detalles con Jesús, por haber representado a Jesús en la Pasión del cole con tu túnica de Jesús y no con la que proponía la señorita.
Tú, Julia, dejaste Osuna con un añito y como tu hermano eres Nazarena hasta la médula. Gracias porque siempre tienes claro cuál es el nuestro, porque sabes a qué venimos en Semana Santa a Osuna y aún mejor, a qué no venimos, gracias por convencer a tus compañeros de clase, aún estando en franca minoría, de que el paso que teníais que hacer para cuaresma en el cole fuera el de tu Nazareno de Osuna y no uno de Huelva que hubiera sido lo normal, estoy seguro que esas pequeñas batallas el Señor las conoce.
Pero sobre todo quiero dar Gracias al Nazareno de Osuna, gracias a Él estoy lleno de Fe en Cristo y no sólo del Cristo de cedro, sino de aquél que encontramos en Nazaret, en Cafarnaúm, en Belén, en el Mar de Galilea o al que cantamos Resucitó en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalem, en nuestro reciente viaje familiar a Tierra Santa.
Gracias Señor, por llenar mi vida y por darme mucho más de lo que merezco y necesito.
Probablemente, estas pocas palabras, no suenen extrañas a muchos de mis hermanos nazarenos, a muchos otros evidentemente sí, sin embargo, me parece justo Dar Gracias, como decía al principio, sin complejos de ser Cristiano y Cofrade.
Señor, permite que me acerque más a ti, como hasta ahora, sin más interés que poder servirte y no servirme, que sigas llenando mi vida y la de los míos y la de todos los Nazarenos justos y de Corazón.
Una familia del Nazareno de Osuna